La normalización de los cruces fronterizos, incluido el que atañe al Puente Internacional Roque González de Santa Cruz, trajo aparejada una realidad económica distinta a la pre-pandémica: la diferencia cambiaria produjo un fenómeno inverso, hay afluencia de ciudadanos paraguayos hacia la tierra colorada.
La apertura de uno de los mayores pasos fronterizos de la región, el que une a las ciudades de Posadas y Encarnación, luego del periodo de mayor afectación de la pandemia, produjo un alivio en cuanto a las relaciones sociales entre comunidades vecinas y hermanas. Pero también despertó la expectativa en un sector que siempre fue central históricamente en lo a que a Misiones se refiere: el comercio.
Las asimetrías históricas en el plano económico con Brasil y Paraguay se encuentran en agenda hace tiempo -el gobernador Herrera Ahuad ha vuelto a insistir con la implementación de la vetada Zona Aduanera Especial para hacer frente a esta problemática-, pero la liberalización de este paso fronterizo -con cada vez menos requisitos para transitarlo, lo cual promueve la fluidez por el mismo- evidenció una situación particular: atrás ha quedado la fiebre de consumo de los misioneros hacia el otro lado de la frontera.
La explicación de este fenómeno está íntimamente relacionada a la cuestión cambiaria. Argentina ubica al dólar con respecto al peso en un nivel alto para favorecer a la competitividad exportadora.
Simplificando el tema, puesto que no es menester de esta columna, debemos mencionar que la escasez de divisa estadounidense que afronta el país lo hace operar con restricciones cambiarias -el famoso “cepo”-, que habilita diversos tipos de cambio paralelos -el más conocido de ellos es el “blue”- que operan con una brecha de más del 100% con el oficial.
¿Qué significa eso? Que Argentina está “barata” en términos comparativos. Y específicamente esto se comprueba con la dinámica ocurrida desde la reapertura de los pasos fronterizos lindantes con Misiones. La “locura” por el combustible es un ejemplo de lo expuesto: vecinos de los países limítrofes se han volcado ha consumir fuertemente distintos tipos de combustible argentino -por precio y calidad-, lo que ha llevado a las autoridades de las localidades limítrofes a establecer un cupo de venta para garantizar el abastecimiento local.
En cuanto a la relación Misiones-Paraguay, Posadas-Encarnación, las ventajas históricas se han esfumado. Tanto el turismo, como el comercio han virado en sentido inverso al histórico: ciudadanos de la vecina orilla hacen turismo y cargan combustible en la tierra colorada. Incluso en productos puntuales -como todo el rubro electrónico- la diferencia se ha achicado debido a las facilidades de compra que tiene el ciudadano misionero para consumir; Ahora 12, 18, y hasta 30 cuotas; sumado a los Programas Ahora Misiones; logran que ya no exista un margen que haga válido el insumo de tiempo y el pago en efectivo que supone cruzar a comprar enfrente.
La normalización de los pasos fronterizos ha revitalizado los vínculos sociales históricos entre países hermanos, pero ha mostrado una nueva realidad: al misionero ya no le conviene ir de compras al Paraguay.
Fuente: Misiones on line